ISO 22241: Fabricación y distribución de AUS 32 en el sector químico

La norma ISO 22241 define los requisitos técnicos y de pureza que deben cumplir los fabricantes y distribuidores de AUS 32, también conocido comercialmente como AdBlue. Este producto —una solución acuosa de urea al 32,5 %— se utiliza en los sistemas SCR (Reducción Catalítica Selectiva) para reducir las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) de los motores diésel.

Su correcta composición es esencial para garantizar la eficiencia de los sistemas de control de emisiones. Por ello, la ISO 22241 establece criterios técnicos precisos para asegurar que la fabricación, almacenamiento, transporte y distribución del AUS 32 mantengan siempre los más altos estándares de calidad y seguridad ambiental.

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Estructura y alcance de la norma ISO 22241

La ISO 22241 se compone de distintas partes que abarcan todo el ciclo de vida del AUS 32, desde la producción hasta el punto de suministro. Cada una se centra en un aspecto específico: la calidad del producto, los métodos de ensayo, el transporte y la manipulación, o la compatibilidad con los sistemas de suministro.

Requisitos técnicos y calidad del AUS 32

El AUS 32 debe contener exactamente 32,5 % de urea de alta pureza disuelta en agua desmineralizada. La norma impone límites muy estrictos sobre la presencia de metales, fosfatos o partículas en suspensión, ya que incluso pequeñas trazas pueden dañar el sistema SCR o alterar su rendimiento.

Los principales parámetros que se controlan son la concentración de urea, el pH, la densidad a 20 °C, la conductividad y el contenido máximo de impurezas. Todos estos factores se supervisan para garantizar que el producto conserve su estabilidad y eficacia durante toda su vida útil.

Ensayos, transporte y manipulación segura

Además de las especificaciones químicas, la norma describe los métodos de ensayo que deben aplicarse para verificar la conformidad del producto. También establece las condiciones adecuadas para su transporte y almacenamiento, haciendo especial hincapié en el control de temperatura y en el uso de materiales compatibles, como el acero inoxidable o determinados plásticos técnicos.

El AUS 32 no debe exponerse a temperaturas extremas, ya que el calor acelera su degradación y el frío puede provocar su congelación. Asimismo, los depósitos, contenedores y conducciones deben limpiarse de forma rigurosa antes de cada operación para evitar contaminaciones cruzadas que comprometan la pureza del producto.

Control de calidad y certificación ISO 22241

Cumplir con la ISO 22241 implica mucho más que producir una solución con una concentración concreta de urea. Las empresas deben contar con un sistema integral de gestión de la calidad, que abarque desde la selección de materias primas hasta la distribución final.

Esto incluye la realización de ensayos por lote, la trazabilidad completa de cada producción, la aplicación de protocolos de muestreo y control, y la formación continua del personal encargado de la manipulación. Además, la norma exige auditorías periódicas realizadas por organismos externos, que verifican el cumplimiento de todos los requisitos técnicos y procedimentales.

La certificación ISO 22241 otorga una garantía de conformidad reconocida internacionalmente, reforzando la credibilidad del fabricante o distribuidor ante sus clientes y socios comerciales.

Beneficios para fabricantes y distribuidores

Implementar y certificar la ISO 22241 ofrece ventajas tangibles tanto operativas como comerciales:

  • Garantía de calidad constante en la producción y distribución del AUS 32.

  • Cumplimiento normativo internacional, facilitando la exportación.

  • Reducción de riesgos operativos y mejora de la trazabilidad.

  • Confianza y fidelización de clientes industriales que exigen especificaciones técnicas verificadas.

  • ntegración natural con otros sistemas como ISO 9001, potenciando la mejora continua.

En un mercado donde la fiabilidad y la sostenibilidad son factores decisivos, disponer de una certificación ISO 22241 se convierte en una ventaja competitiva real.

Desafíos y buenas prácticas en la gestión del AUS 32

Uno de los principales retos asociados a la fabricación y distribución del AUS 32 es mantener su pureza y estabilidad a lo largo de toda la cadena logística. Este producto es químicamente sensible, y cualquier pequeña desviación —ya sea en materiales, temperatura o manipulación— puede afectar directamente su composición y, por tanto, la eficacia del sistema SCR del vehículo o equipo donde se utilice.

Los errores más comunes en el manejo del AUS 32 suelen producirse por el uso de materiales no compatibles (como aceros al carbono o plásticos no certificados), la exposición prolongada a altas temperaturas, o la falta de limpieza adecuada en depósitos y conducciones reutilizadas. Estos factores pueden introducir trazas metálicas, humedad o compuestos no deseados que degradan la solución y alteran su conductividad o pH.

Además, las variaciones térmicas son críticas: el calor acelera la hidrólisis de la urea, generando amoníaco y afectando la concentración, mientras que el frío extremo puede provocar cristalización o congelación parcial, comprometiendo la homogeneidad del producto.

Para minimizar estos riesgos, las empresas deben aplicar un enfoque preventivo y documentado, basado en una gestión de calidad continua:

  • Protocolos de verificación previos a cada operación: comprobar la limpieza de depósitos, el estado de válvulas, mangueras y bombas, y verificar que los equipos de carga estén fabricados con materiales compatibles según la norma ISO 22241-3.

  • Supervisión continua de condiciones ambientales: monitorizar temperatura y humedad en almacenes y vehículos cisterna; utilizar sensores calibrados y registros automáticos para detectar desviaciones.

  • Formación técnica del personal: instruir a los operarios sobre la manipulación segura, los límites de temperatura y la detección temprana de contaminación; reforzar la trazabilidad mediante registros digitales o manuales.

  • Auditorías internas regulares: revisar procedimientos de carga, descarga y almacenamiento; actualizar los manuales operativos y los protocolos de limpieza en función de los resultados de control.

Estas buenas prácticas de fabricación y distribución no solo aseguran el cumplimiento de la norma ISO 22241, sino que también incrementan la fiabilidad del producto final y fortalecen la confianza de los clientes industriales. Una gestión rigurosa de la calidad evita pérdidas de producto, reclamaciones y sanciones regulatorias, al tiempo que consolida la reputación del fabricante dentro del sector químico.

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